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En cada altar está Jesús con su cuerpo, su sangre su alma y su divinidad. Es una presencia real para ceerla y para vivirla; si tengo un querido amigo que está en el hospital o que no puede salir de casa el amor me empuja a ir a encontrarlo, para estar un poco con el y compartir sus alegrías y penas. Jesús no es solo mi mejor amigo, es mi “hermano, hermana y madre" (Mc 3,35) es mi Señor, es mi Dios (Jn 20,28) es mi “Todo”, que por amor se hizo prisionero en el altar y dice: “Tráiganme a los niños, de ellos es el Reino de los Cielos, ellos son el respiro de mi cautividad”.

Cuando se comprenden las ansias de Jesús en aquellas palabras dichas sobre la cruz, "tengo sed", y cuando se comprende que esta sed de almas y de Amor de Jesús continúa en el altar, no podemos permanecer indiferentes ante su sufrimiento.

El mejor descanso que podemos darle es llevar a El a los pequeños, quienes entran de inmediato en sintonía con Su Corazón que palpita en cada altar: basta leer “Las Memorias de Lucia" que proporcionamos por entero en este sitio, para poder intuir la personal y profunda relación que los niños de Fátima habían establecido con Jesús “escondido”, con “Jesús solo” como ellos lo llamaban.

Cuando los niños están delante de Jesús Sacramentado sienten “todo” y en ellos nace la confianza en Dios, “viven” su presencia y se dejan involucrar con Su amor que les invita a una mayor intimidad en la comunicación eucarística. Solo en éste contexto se pueden realizar las palabras proféticas de San Pío X: “Tendremos niños santos” y de Juan Pablo II “Tendremos apóstoles entre los niños”.

Es importante enseñar a los niños que cuando se entra y se sale del templo hay que hacer la señal de la cruz y la genuflexión hasta el piso, hacemos la genuflexión cada vez que pasamos también delante del Santísimo Sacramento que está en el altar: ¡estamos delante de un Rey!

Necesitamos fijar una hora para el Nido de oración posiblemente a una hora que en el templo no haya otras actividades que distraigan a los niños que les impidan concentrarse en este momento de intimidad con Dios.



Invitar a los niños a acomodarse con confianza y respeto delante del altar, sobre el cual el sacerdote o el diácono, o en falta de ellos el ministro extraordinario de la Eucaristía expone a Jesús, se lee entonces La visita al Santísimo Sacramento para los Niños. Pausa de algunos minutos de silencio.

Para el rezo del rosario consultar lo expuesto en Nido de Oración en Familia.

Al final un canto eucarístico antes de la comunión, si no es posible recibirla entonces se hace una comunión espiritual. Después de la comunión, como acción de gracias se dicen las oraciones de Fátima enseñadas por el ángel, se concluye con la bendición y un canto.

Los apoyos para la oración son los mismos que los sugeridos para el Nido de Oración en familia y pueden pedirse a nuestra dirección.

 

Testimonios

Maricruz Simon Ripoll, la incansable misionera de la Armada Blanca de la Virgen que ha acercado y consagrado al Papá del Cielo en María a más de 80,000 niños en República Dominicana, en fecha 7 de Mayo de 2005, nos escribía:

"La Virgen está haciendo muchas cosas buenas aquí en Santo Domingo, tengo los testimonios alicientes de varios maestros, que después de las consagraciones hechas en sus escuelas, me cuentan de las maravillas que el Señor está haciendo en esos pequeños. Le narro alguna.

Les enseñé a los niños como el Fátima el ángel se postró adorando a Jesús- Dios en la Hostia para pedir la conversión de los pecadores y la paz en el mundo, también ellos se postraron y me preguntaron si podían hacerlo todos los días en sus casas y cuanto tiempo debían de permanecer postrados.
Al final del encuentro hablé con la profesora del Buen Pastor y ella me contó que en un retiro, unos días antes, les habían hablado sobre la santidad y después les expusieron al Santísimo, los niños le preguntaron si podían postrarse para adorar a Jesús, lo hicieron y algunos se conmovieron mucho y lloraron un largo rato. Después le contaron que habían sentido un gran gozo y con la sensación de haber perdido un gran peso. Imagínese Padre, esto lo sienten los niños de ocho años, después de haber tenido la experiencia y la compañía del Señor...

En otro colegio los niños llegaron a la capilla con la cara de aburridos, pero cuando comenzó la adoración y el rezo del Rosario, les pedí que quien quisiera lo rezara postrándose ante Jesús. La mayor parte se acercó, no obstante las maestras les decían que se quedaran en su lugar, muchos se quedaron de rodillas, vinieron uno a uno a rezar el misterio postrándose en el corredor central. Al final de la misa vi su rostro totalmente transformado. Pidieron confesarse y formaron una muy larga fila. Me quedé impactada del hecho de que los mas grandecitos, cuando nos vieron postrados se comenzaron a ir y quedaron los mas pequeños, la Virgen llama a los mas pequeños.
Creo que a los niños, hoy, se necesita mostrarles que Dios tiene que ser adorado como nuestro Dios, creador y redentor, y que todo lo que podemos hacer para honrarlo es siempre poco para lo que El merece, ya que nos permite, siendo pecadores, estar frente a Su Presencia real todo el tiempo que queramos.
Los niños de la colonia que estoy visitando son muy devotos a Padre Pío y a San Francisco. Rezamos el rosario el lunes, miércoles y viernes, quedándonos siempre con la cara en el piso, el jueves adoran al Santísimo, y van a misa todos los días y el grupito crece cada día mas, la mayor parte quiere hacerse hermano de la Armada Blanca cuando crezca. Me acompañan a las parroquias y colegios y los conozco bien a todos, son muchachitos muy activos y conocen bien su rumbo. La mayoría de ellos, antes de las consagraciones era protestante. Me encantaría que los conociera, son realmente muy especiales. El mas grande se llama Diandi y tiene 12 años, es vivaz e inteligente. Es el líder del grupo y aprende muy rápidamente, tiene habilidades y facilidad de expresión. Le regalaré el librito para que aprenda bien como se hacen las consagraciones, creo que pronto las podrá hacer él mismo. Pero antes lo llevaré conmigo para aprenda bien como se hacen y pueda consagrar nuevos niños que quieran integrarse al Nido de Oración”

Resulta interesante comparar el testimonio de Maricruz con la que nos llegó hace treinta años de parte del Padre Victorio Narducci, Párroco di Canosa, Italia, un pueblito de la región de Abruzo: el Espíritu que animaba a niños de diferente cultura y lengua, tanto distantes en el tiempo es el mismo que animó también hace noventa años a los tres niños de Fátima, Portugal. Resulta estupendo vivir esta acción del Espíritu Santo quien une a los niños de todo el mundo en Su Acción siempre igual y siempre nueva.


Canosa, 1974: "Todas las tardes hay un grupito que varía de los diez a los 100 años, que viene al templo a rezar el Rosario y para visitar a Jesús "escondido" Estos pequeños no dejan de sorprenderme. A veces me voy antes pero los encuentro ya listos para rezar el Rosario. Cuando se van se arrodillan y ponen su rostro en el piso y se quedan un buen tiempo diciendo la oración del ángel de la Paz: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo."; alguno permanece en esta posición durante el Rosario. Renuevan la consagración a la Virgen, cada día repiten las oraciones que el Ángel y la Virgen enseñaron a los pastorcitos y reciben a Jesús en la comunión, dan gracias en silencio, algunos con el rostro en el piso, y terminan con el canto del mensaje de Fátima.
Inicialmente venían casi todos, luego disminuyeron, pero quedan los muy fieles, resulta extraño, pero son los que viven mas lejos, algunos hasta algunos a kilómetros de aquí”… (Padre Vittorio Narducci- Canosa – CH Italia)

 

Desde Sulmona, Aq. Italia, nos escribe Julio: "Cuando mi Padre Espiritual, me dijo que pusiera a rezar a los niños, el encargo me pareció bastante cansado y arduo porque pensé que resultaría difícil convencer a los niños a que vinieran al templo a rezar el rosario, renunciando a sus juegos, pero después de poco tiempo me desmentí porque del grupo inicial compuesto por ocho o diez niños, llegamos a veces a tener 30, con una media de 150 niños a la semana. Esta es una demostración de la potencia del amor de la Virgen que suple nuestra poca fe de manera clara e inequivocable."